domingo, 6 de julio de 2008

Justo Sobre Ti


Ha amanecido,
sin más,
como un cantar
de orquídea.
Plexos solares despiertan
con ojos nuevos,
se retraen las nubes
del estiércol de antaño,
se destierran,
solitariamente,
y mudas se desapoderan
del espacio que ahogaran...
no pueden respirar en aire fresco.

Porque hoy, amanece.
Y ya no hay tiniebla ni pústula,
ya no es tumulto ni horda,
ni perros hambrientos.
En todos despunta ya el néctar ámbar,
la libación de las mieles es generosa y abundante;
ningún techo quedará descabezado,
ningún plumaje volará en vano y sin rumbo,
toda la memoria se concentra en el punto preciso
de un segundo de cosmos fusionado.
Todos abren la boca y emanan un mismo éter.
La luz de Sirio recorre los portales de cada habitación
en donde sopla un granito de fe.

Amanece, justo sobre ti.
Y nos dio la mano un sol que no dijo Su nombre.
Y encausó los propósitos perdidos.
Y nos retornó a la huella.
Norma Duch Roveri